—Está bien, te acompañaré. Ve a comer la sopa —Chloe instruyó.
—¡Genial! No te escapes, Chloe! —dijo Vernon, y sonrió lleno de satisfacción, algo que sólo ocurría de vez en cuando.
Normalmente estaba de mal humor y se desquitaba con cualquiera cuando estaba de malas.
La sonrisa que mostró también puso a Chloe de buen humor. Estaba más que feliz de cuidar a este niño gigante si eso hacía que se sintiera mejor y menos estresado.
Chloe se sentó en la silla del comedor, directamente frente a Vernon, que estaba comiendo la sopa de fideos con pollo, bebiéndola con avidez.
Chloe observó a Vernon por un tiempo. Cuando no estaba intimidando y gritando a todo el mundo, le recordaba al lindo y pequeño Vernon al que cuidó desde los siete años.
Puede que él haya olvidado muchas cosas ya que era sólo un niño. Pero Chloe recordaba lo distante que era.
Era un pequeño rico de una antigua familia influyente que carecía de amor.