Gustaff miró el cuerpo de la joven mujer de pies a cabeza. Sus ojos empezaron a nublarse de lujuria. —Señorita, es arriesgado que le cuente sobre esto, pero puedo hacerlo a cambio de algo.
Diamante soltó una carcajada como respuesta.
No era la primera vez que enfrentaba a un hombre así, y ciertamente no sería la última.
Como exmodelo, tenía la costumbre de mantener su figura, lo que la convertía en el objetivo de algunos piropos inofensivos hasta acosos sexuales.
Pero ella nunca soportó ese tipo de mierda de nadie. No era un objetivo fácil que aceptaría cualquier tipo de acoso.
Diamante miró al hombre regordete que solo le llegaba al hombro. Cruzó los brazos y preguntó: —¿Qué tipo de intercambio?
El hombre se sintió un poco intimidado por su gesto. Era hermosa pero también fiera al mismo tiempo.
Pero Gustaff estaba interesado en su cuerpo. Esta mujer frente a él tenía un cuerpo perfecto con unos senos bonitos, a los que había deseado tocar durante un tiempo.