—Shailene miró a Vernon por un rato y chasqueó la lengua molesta—: Ni siquiera sé por qué estoy siendo tan amable contigo, Vernon. Eres el peor hombre que he conocido.
Comenzó a cuestionar su cordura al considerar esto ridículo.
Tratar de forma tan gentil a un cabrón como él…
—Tal vez... tal vez todavía lo amo… —pensó Shailene—.
En el fondo, sabía que esa era la respuesta real. Sabía que era una idiota por tener ese sentimiento después de que este bastardo la lastimara tanto que ni siquiera podía confiar en los hombres más.
Shailene siguió mirando a Vernon dormido, y el deseo de besarlo creció en su corazón.
Quería probar sus labios de nuevo, aunque fuera la última vez.
Shailene apretó el puño, tratando de alejar esa estúpida idea de su cabeza.
Pero no pudo evitarlo, y el deseo comenzó a crecer más grande e incontrolable.
…