Vernon terminó la reunión cerca del atardecer y regresó a su oficina en la planta superior, seguido por Diamante, quien estaba ocupada regañando a su jefe en su cabeza.
En su cabeza, Diamante estaba llamando a este hombre idiota, o incluso peor, más tonto que un burro.
Porque él no parecía darse cuenta de que estaba arruinando su oportunidad con Chloe, ¡y Diamante quería golpearle la cabeza para hacerle pensar!
Vernon salió del ascensor y preguntó a Diamante, quien todavía lo seguía de cerca, —¿Has hecho la reserva para mañana?
—Sí, Señor —confirmó Diamante.
—Bien, realmente necesito conocerla.
—Señor, ¿puedo saber qué tipo de mujer va a conocer mañana? —preguntó Diamante, ya que no pudo contener su curiosidad—. No me digas que hablaste con una mujer al azar en tu teléfono y decidiste tener una aventura de una noche con ella.