—¡Espurtar! ¡Espurtar! ¡Espurtar! ¡Espurtar! ¡Espurtar!
La gran polla de Vernon latía y palpitaba entre los muslos de Chloe. Eyaculó mucho semen espeso en la sábana detrás del cuerpo de Chloe. Jadeaba fuertemente después de experimentar tal dicha.
Nunca se había sentido tan bien haciéndolo con otras mujeres, incluso si aún no era sexo real. Dejó que su polla se apretara entre los muslos de Chloe y se frotara en su coño, ya que le parecía un lugar muy cómodo.
—Maldición, amor mío, me tienes completamente enganchado. Todo en ti sabe y se siente increíble. No puedo ni imaginarme lo bien que sabría tu cuerpo cuando lo hagamos de verdad la próxima vez —dijo Vernon. No quería lastimar a su mujer, Chloe Gray. Estaba demasiado delgada y el tamaño de su polla probablemente la partiría en dos.