Cuando el sol empezó a ponerse, el paisaje quedó bañado por una luz cálida y dorada.
Federick ya se encontraba posicionado para observar el desenlace de su decisión. Donde el sol no llegaba, y las sombras estaban presentes.
En el centro de la plaza estaba el gran escenario donde se llevaría a cabo la ejecución.
Con un largo suspiro, observó el cielo con anhelo.
El cielo estaba pintado con tonos de rosa, naranja y violeta, mezclándose en una majestuosa exhibición de color.
"Un gran escenario para observar un... escenario". Federick comentó con una sonrisa sarcástica.
Pero su mayor atención fue concentrada en la detallista plaza. No estaba incómodo ni esperanzado...
El aire se llenó del dulce aroma de las flores en flor y los sonidos de la naturaleza, creando una atmósfera festiva y feliz.
A medida que el sol se hundía en el cielo, la atmósfera comenzó a cambiar.
La plaza anteriormente vacía, empezó a llenarse. El bullicio lentamente cubrió el sonido proveniente de la naturaleza.
El aire se volvió más fresco y el cielo adquirió un tono más oscuro.
El clima era ideal, como una broma sarcástica, ante lo venidero.
Y con el sonar de unas pulseras, nueve cabezas bailarinas colgaban sin vida.
Fue cuando observó en la distancia, un rostro aquejado. Con el tintineo de su sistema, una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
Pero no era su interés, ni actualidad.
En cambio, Federick observó con atención el impacto de los hechos sobre sus ciudadanos. Anteriormente su reconocimiento no escalaba más allá de la figura de su abuelo, y su potencial estado futuro.
Quién no se involucraba en políticas debido a su corta edad ni era resaltante por alguna actividad especial. Especialmente por el deficiente estado de la comunicación a nivel macro de la ciudad.
Si no contaramos con el fin de Leonardo... Por ello decidió emplear tácticas activas. Analizando y organizando sus pensamientos con el paso del tiempo.
Así, contactó con un sirviente, de nombre Thomás. Era un hombre compasivo, quién de una vez, escucho decir una sugerencia bastante idiota.
"Caridad para los pobres y necesitados, es la vaporización de la felicidad a un estado mayor. Os invito".
Por lo que, ante el inminente fin, temprano a la mañana se le acercó con una sugerencia.
Thomas quién había notado con anterioridad que existía cierto porcentaje de pobres y ancianos los cuales pasaban dificultades, decidió aceptar inmediatamente con celo.
A pesar de las reservas que había ahorrado, Federick de hecho tuvo que pedir prestado dinero a su madre para llevar a cabo su acción.
Perla quién se sintió conmovida por la petición de su pequeño hijo, accedió inmediatamente a "prestar" una considerable suma.
Thomas fue responsable, ya que se dispuso inmediatamente a llevar a cabo la causa. Tomando la mayor parte de su tarde.
Con cierto porcentaje de lo confiado, visitó el mercado local y compró alimentos, ropa y otros artículos de primera necesidad para los necesitados.
Bien recibió el dinero, inmediatamente pensó en llevarlo a cabo el primer día. Pero para su sorpresa, un evento de considerable magnitud sucedio.
La convocación y horca de castigados.
Primero pensó en renegar de la acción, y realizarla al día siguiente. Pero Federick instó a realizarlo igualmente.
Sin voz ni voto, tuvo que realizarlo.
Se aseguró de visitar a los enfermos o discapacitados y les ofreció palabras de aliento y consuelo.
Mientras Thomas realizaba su trabajo, se encontró con una variedad de emociones. Algunas personas se mostraron agradecidas y entre lágrimas, agradeciéndole profusamente su amabilidad.
Otros se mostraron escépticos y vacilantes, inseguros de poder confiar en este extraño que les ofrecía ayuda.
Pero Thomas fue paciente y amable, y se tomó el tiempo para escuchar sus historias y ofrecerles esperanza.
Era un reconocido "vagabundo" idealista, quién vestía ropa sencilla pero limpia.
Sabía que iba a ser una tarea gradual, pero estaba convencido y dispuesto. Hoy era el principio y el fin no tenía horizonte.
Era un hombre alto y desgarbado, con la cabeza afeitada y una barba poblada, y sus ojos brillaban con compasión mientras interactuaba con las personas que conocía.
Pero contra sus expectativas, su actividad finalizó antes de lo pensado. Fue contactado por otro siervo, y ahora se dirigía de nuevo en dirección a la Plaza Real.
"Me preguntó cuál es la urgencia del Príncipe". Thomás se cuestionó en silencio mientras observaba a través de la ventana del carruaje.
En un cuarto de hora había llegado. Se preparó para contactar con Federick, pero observó como una figura se postraba lamentablemente en dirección a la horrible escena de la ejecución.
Los nueve cuerpos nunca fueron retirados...
Se acercó con cautela pero con compasión. La figura en cuestión se trataba de un joven flaco y débil, vestido con prendas sucias.
"Lo juro, lo juro, lo juro, lo juro". Repetía el joven sin cesar, su boca seca.
Cuando estaba por tocar la espalda del sujeto con la intención de consolarlo, sintió un tacto por detrás. Cuando se giró, observó como se trataba de quién buscaba originalmente.
Federick lo saludó con una sonrisa. Pero para la sorpresa de Thomas, destinó su atención al lastimoso joven.
Así, con delicadeza entregó una considerable suma de dinero en las manos del joven. Quién las recibió con las manos temblando y los ojos cubiertos por incredulidad.
Federick formó tal sonrisa que sus ojos se convirtieron en otra.
"Fue ella". Federick dijo en un susurro sonriente.
El joven apretó las monedas contra su cuerpo sin decir nada. De sus ojos lágrimas caían sin parar.
Thomas observó con una gran sonrisa la acción de su próximo Rey.