Mientras esto lo observaba Frederick, un individuo salió en su busca
"Buenos días, Señor Federick. Hoy hace un día soleado y un gran evento acontece. ¿Gusta que le guíe?"
Reconoció a este Joven, de hecho era un sirviente oficial de su Casa. En anteriores días habían platicado levemente
"Buenos días, Damien. Vé y ocupate de otras cosas, tu ayuda no será de necesidad conmigo. Reconozco este lugar... Más de lo que me gustaría"
"Como desee. Me retiraré por el momento. Tenga suerte"
Él se retiro con rapidez, pero lo había dejado con un pensamiento: Sus palabras le resultaban extrañas... E incluso la familiaridad demostrada. Los sirvientes que utilizó su Familia eran especialmente entrenados por ellos: Con una educación superior pero con una norma de conducta estricta
Pero, finalmente las puertas se presentaban ante él; Un arco de media punta, utilizando el material de vidrio como compuertas
Tuvo que entrar y así lo hizo. Dentro lo recibió una atmosfera conpletamente diferente. En el aire se encontraban olores extraños
Y así como la atmósfera, la escena frente a él, también era peculiar
Muchos individuos, se encontraban divididos en pequeñas multitudes platicando. Se encontraba presente música, la cuál no llegaba a ser ruidosa en lo más mínimo al ser de origen lenta
Todos los individuos se encontraban vestidos de forma ostentosa. Los hombres con elegantes trajes y las mujeres con largos vestidos. Luciendo perfumes y joyas, presumiblemente de gran valor
Entre estás personas se encontraban Empresarios de gran éxito, Celebridades de impacto mundial, políticos e incluso la misma aristocracia vigente
Básicamente pertenecían a los estratos superiores de la sociedad humana; Desde persuasivos, deshonestos, manipuladores a... Idolos
Federick no le prestó gran atención a estos individuos si no que, fue a sentarse en un sitio solitario de una cantina disponible
Aquí, luego de sentarse, mostró un comportamiento que era extraño para él. Sus hombros se dirigieron para adelante y su espalda adoptó una postura negativa
Estaba nervioso. Por lo qué decidió pedir algo de alcohol
"Cantinero, una copa de vino de alta calidad, por favor"
El cantinero que estaba desocupado, adopto una sonrisa instantáneamente. Era raro que se dirigieran a él con tal tono educado. Lo común era recibir el desprestigio
"A sus ordenes, Caballero"
E incluso fue a buscar un buen ejemplar en la bodega que la Familia le había permitido
Mientras esperaba que el cantinero volviera con algún vino, notó por el rabillo del ojo como una figura familiar se acercaba a su posición
"¡Oye! Has aparecido despues de tanto tiempo. ¿Acaso... te cortaron las alas?"
Está oración provenía de un hombre de gran altura, favorecido en términos de atractivo, pero su mayor característica era una cabellera corta de color blanco pero energética
"Cierra la puta boca, Darick" Reaccionó de una forma poca amena. E incluso con ciertos grados de ira que se mezclaban en su voz crispante
Los ojos del individuo identificado como "Darick", se abrieron de una forma poca habitual. La sorpresa brillaba en ellos. Y sus rasgos faciales se habían cortosianado un poco, revelando indicios de incomodidad e ira
"¡¿Que has dicho?!" Se había quedado sin palabras. Está no era la forma habitual de expresarse de su Primo
"Que cierres la puta boca, coño. Vé por allí a jugar a las escondidas. Seré el buscador de la redundez, que tú llamas vida"
Viendo la demostracion de burla e insultos, decidió dar la media vuelta con un resoplido indignado
Toda esta obra teatral fue observada por una mujer de atractivo destructivo. Alta y delgada, con una figura bien proporcionada y una gracia de Cisne noble
Ella se acercó lentamente con una pequeña sonrisa a los asientos de la cantina. Dirigiéndose al cabizbajo Frederick
¨Los animos bajos no son propios de ti, amor¨ Palabras seductoras salieron de sus labios suaves
Frederick le dio un vistazo rápido por el rabillo del ojo e inmediatamente formuló una respuesta "Hoy no necesito de ningún tipo de servicio, mor"
Aún con una sonrisa incomoda, la Señorita llamada Rebecca, le dirigió nuevamente la palabra "No es común verte en estos animos, mor. Me preocupó en mi sinceridad"
Una suave sonrisa apareció en el rostro del receptor, tal fue la diversión que causó, que ocasionó el levantar de este, condenando al sonido rechinante de la madera contra el suelo, en un suave movimiento
"No sé en que halló más valor, en el plástico de tus senos o tu llamada sinceridad" El contacto visual era claro, pero para nada ameno. La diferencia de altura obligaba a Frederick a exponerlo a una baja mirada, altanera
La chica al encontrarse con estos comentarios, decidió darse la vuelta sin refutar. Conocía a su primo, ella no tenía poder alguno
Pero así como así, rápidamente fue en otra dirección, a una multitud. Abriendo una conversación con una gran sonrisa, amena
Frederick observó todo esto con una sonrisa. No necesitaba ni la valoración y afecto femenino de una zorra que había follado, aunque era su prima. Nobleza y letras pequeñas en el contrato, recurrente