Como quedaba tiempo para que empezase la clase lo empecé a buscar. Después de rato lo encontré platicando con Caro, riéndose con ella. Me acerqué para interrumpirlos y para saber qué es lo que había pasado.
—Hola, Caro y Ángel —saludé.
—Hola, Ale —ambos contestaron al mismo tiempo y se empezaron a reír.
—Oye, Ángel —comencé—, se supone que nos veríamos en el salón, ¿qué pasó?
—Oh, sí es cierto —se pegó en la frente—, es que estaba platicando con Caro y se me pasó el tiempo.
—Sí, ya me di cuenta —respondí molesto.
—Caro, me despido, nos vemos luego —se despidieron de beso en la mejilla.
La verdad se veía un tanto cariñosos y contentos, sabía que algo estaba pasando, porque la forma en cómo se miraban no era muy de amigos, quizás podía ser que sucediese algo más, aunque necesitaba confirmarlo.
—Entonces, ¿qué sucede con Caro?, te gusta, ¿verdad? —dije sugestivo.
—No, ¿cómo crees?, sí admito me cae bien, es interesante y es genial, pero nada más hasta allí, solo es una amiga y no pasa de ese punto.
—Claro —dije en tono sarcástico—, es muy obvio y se nota que se gustan y no me lo vas a negar, quizás le mientas a todo mundo, incluso a ti mismo, pero no le puedes mentir a tu mejor amigo.
—¡No me gusta y punto!, ya vámonos al salón que se nos va a hacer tarde —respondió molesto.
A mí no me engañaba, sabía que había algo por ahí, pero no me lo iba a decir aún, así que le di tiempo para ver qué pasaba, a ver si por fin se dignaba en decir la verdad y aceptaba lo que ya era obvio, aunque también conociéndolo quizás solo se tratara de un juego.
Después de un tiempo Ángel, Caro, Karla y yo nos llevábamos muy bien, casi todo el tiempo estábamos juntos y convivíamos demasiado bien, además que en la escuela me iba perfecto, en mis practicas todo iba bien, asimismo el profesor nos platicaba sobre la práctica del final de periodo, que valía un porcentaje importante en la calificación final. Mi madre, como siempre, salía de viaje y casi todos los días tenía casa sola, eso no me satisfacía mucho ya que se sentía un ambiente de soledad, además que sin un padre que me ayudara a sobrepasar y darme consejos era un tanto pesado, pero aun así de alguna forma siempre salía adelante.
Un día pasándola bien, estaba en un parque que se encontraba a una calle de mi casa, era un parque algo grande con canchas de futbol y basquetbol, y mucho espacio verde. Estaba viendo un partido de básquetbol. Jugaba un par de deportes, el fútbol y el baloncesto, pero como en baloncesto era mejor que en fútbol me inclinaba más por ese deporte.
Los chicos que estaban jugando me invitaron a participar, obvio con gusto acepté. Empecé un poco flojo porque no estaba acostumbrado a jugar con ellos, pero comencé a tener confianza y a acomodarme en la cancha, les demostré mi potencial y como no eran muy buenos los vencí sin mucha dificultad.
Todo iba bien hasta que llegó una chica que al parecer los conocía y se integró al juego. Cuando la vi jugando me quedé impactado, la chica jugaba bastante bien, se los llevaba demasiado fácil a todos y no tenía problemas de anotar canasta, ella estaba en el equipo contrario, yo con mi puntería y ella con su técnica hicimos el partido interesante, prácticamente solo jugábamos nosotros dos.
Al final del encuentro su equipo ganó por un punto, les agradecí por el partido y cuando estaba dispuesto a retirarme se me acercó la chica.
—Oye, ¿cómo te llamas? —preguntó curiosa.
—Soy Alejandro Castilla, pero puedes decirme "Ale", ¿tú cómo te llamas?
—Me llamó Gaby, mucho gusto —nos saludamos con un apretón de manos—, que buen partido hiciste, la verdad me hiciste batalla en la cancha.
—Muchas gracias, tú juegas muy bien, aunque no tienes una muy buena puntería, tienes una técnica impecable.
—Tú, por otra parte, no tienes muy buena técnica, pero tienes una puntería y un tiro de lejos impresionante. Te propongo algo, la próxima semana nos vemos y jugamos un "21" para ver quién es el mejor, ¿qué te parece?
—Me parece muy bien.
"21" era un juego de dos o más personas, quien anotaba primero 21 puntos, ganaba. Al aceptar el juego, la chica me pareció interesante, era algo bonita, un tanto alta, pero con un buen cuerpo de piel blanca, además tenía un lindo cabello negro chino.
En la escuela el profesor nos había dado las formas de evaluar en la práctica final y Ángel y yo empezábamos a pensar en que es lo que haríamos para esa fecha. Noemi, la chica con cabello chino, baja de estatura y un tanto morena hizo pareja con Vladimir, el chico alto y delgado. Mi madre volvió a salir de viaje y me quedé solo en casa, ya eso no era nada nuevo y ya estaba acostumbrado.
Un día necesitaba arreglar unos papeles del colegio, me dirigí a servicios escolares para entregar una documentación importante, cuando llegué me formé en la fila.
Había una chica detrás de mí, por cierto, la chica era muy bonita, tenía lentes y se vestía muy bien, su cuerpo no era super delgado de las típicas modelos, pero sí tenía caderas, además de tener un busto y trasero voluptuoso, simplemente su cuerpo era bello. Me preguntó sobre la documentación y yo le respondí amablemente, empezamos a platicar un rato para que el tiempo se nos pasara más rápido, me pareció muy agradable y después que dejamos los papeles que nos pidieron platicamos un rato más, me dio su número y su nombre, y yo le di lo mismo a ella, se llamaba Dulce y su gran belleza me intrigaba, era una chica un tanto impactante e iba en una carrera diferente a la mía.
Unos días pasaron sin nada importante que contar. Mi madre regresaba del viaje y con mis amigos y escuela no había novedad.
Estaba en el salón, cuando vi a Diego, un chico alto de lentes muy aplicado en la escuela, platicando con otra chica, como Ángel estaba con Caro y yo estaba aburrido, me dirigí a ellos para distraerme.
—Hola, Diego y chica quien no conozco —saludé tratando de ser dulce.
—Te presento a Adriana —empezó Diego—, es una amiga, va conmigo en la carrera.
—Hola, Adriana, yo soy Alejandro Castilla, pero comúnmente me dicen "Ale" —me presenté.
La chica era de estatura baja, de piel un poco tostada con cabello negro liso. Empezamos a conversar un rato y nos divertimos, Diego se encargó de integrarnos a los dos para platicar y empezar a acercarnos. Me pareció una chica interesante y noté que era muy elocuente, no hablaba mucho, pero por lo que decía era graciosa y divertida, era agradable y me caía muy bien.
Después de un tiempo había tenido un par de citas con Dulce, ya que por alguna extraña razón me sentía muy atraído por ella y lo más lógico era por su cuerpo, no era una chica reservada y su forma de hablar podía ser un tanto cuestionable, pero tenía un cuerpo que realmente era muy increíble y con eso yo me quedaba embobado cuando la veía. También en ese mismo lapso tuve un par de juegos con Gaby en las que perdí, pero por la mínima diferencia y empezaba a convivir más con Adriana y Diego. Además, Karla se comportaba un tanto distante por estar con un chico. Y la cereza del pastel es que Ángel se la pasaba casi todo el tiempo con Caro y eso a su novia no le gustaba, empezaban a tener discusiones por eso y la única que quedaba en medio afectada era Caro, aunque realmente lo que temía era que él solo la usara como diversión y para pasar el rato.
Un día, después de la clase, estaba despidiéndome de Vladimir y Noemi, y me di cuenta de que Ángel no se veía bien, se veía triste, me dirigí hacia él para platicar del por qué estaba así.
—Hola, ¿qué pasó?, ¿qué tienes?, ¿por qué estás así? —pregunté preocupado.
—Mmm... Bueno, voy a ser sincero contigo, creo que me gusta Caro.