Eso fue realmente extenso, pero eso es parte de lo que aprendí en estos dos años trascurridos desde que nació mi hermana.
Debo decir que mi talento con la magia es bueno, es decir, soy solo un poco mejor que el promedio, pero no tanto para llamarme genio ni nada por el estilo.
La ventaja en todo esto es que de igual manera mi uso del Ki es bueno, además que tengo el poder especial afinidad con la naturaleza, es una pena que no pueda ser un paladín o brujo, pero igual estoy feliz con lo que me toco.
Al ser solo un poco mejor que el promedio realmente pensarías que no tengo tanta ventaja pero la verdad es que si la tengo, pues yo empecé a entrenar mi magia y Ki a mi año y medio, así que realmente tengo como mínimo cinco años y medio de ventaja, ya que la mayoría empieza a entrenar sus cualidades a los 7 años.
Cabe aclarar que quería entrenar mi poder especial para ser domador pero ni siquiera sabía cómo hacerlo.
Ya que estamos en esto, debo mencionar que poseo 5 atributos mágicos siendo toda una rareza, tengo los atributos de agua, fuego, gravedad, espacio y un atributo que todavía no sabemos que es pues esta oculto.
Es una pena que no tenga afinidad con el aire pues a mi parecer es el atributo más versátil que existe, pero bueno, no puedo hacer nada así que me siento igualmente feliz con lo que me toco.
Por cierto no es raro que algunos mezclen diferentes clases de poder, pero según mi abuelo, tienes más posibilidades de llegar más lejos si solo te dedicas a fortalecer un solo poder.
Ya sabes, si vas a hacer algo hazlo bien, aunque sea solo una habilidad perfecciónala, o eso me dice mi abuelo, siendo así que un combatiente que incluso domine 4 clases de poder no puede ganar contra un oponente que perfeccione solo una clase de poder.
Pero aun así le rogué a mi madre, padre y abuelo que me dejen entrenar mis tres habilidades.
En estos dos años mi hermanita se puso muy adorable, tiene el pelo y los ojos de padre, pero todo lo demás es demasiado parecido a madre, es una bebe muy tierna, yo juego con ella a veces, y fue en esos momentos que note que mi mente había sufrido una regresión infantil.
No fue mucha, pero si la tuve, así que jugar para mi actualmente es divertido, igual aunque no lo fuera lo haría felizmente por mi hermanita, es a estas alturas que ella empieza a hablar y caminar mejor.
Mi madre esperó que ella sea independiente igual que yo a sus 6 meses de nacida, así que me sentí mal por dejarle esas expectativas altas, digo, yo ya era consiente desde el primer día, aunque sufrí regresión infantil, no me afecto mucho.
Por esa razón me gusta incluso más cuidar de mi hermanita y el tiempo siguió transcurriendo así.
Además de jugar con ella yo solo sabía entrenar mi Ki, estudiar mi magia e intentar estar acorde con la naturaleza, pero no era bueno en esto último.
Si bien no desperdicie un solo día, aun había momentos en los que extrañaba la tierra, amaba a mi familia y quería al menos saber el final de las novelas que leí.
Aunque me sentía muy triste no podía hacer nada al respecto más que desear lo que no puedo obtener.
Lo positivo es que en esta vida al menos me casare, de eso estoy seguro o eso creía.
Verán ya han pasado aproximadamente cinco años desde que nació mi hermanita, en este momento yo tengo 9 años y es alrededor de esta edad desde que un niño noble comienza a asistir a fiestas de te e invitaciones de tertulias.
Si, puede parecer tonto que los niños celebren estos actos, pero que se le hace, así funciona la sociedad noble.
En este momento me dirijo a la casa del duque Storm, yo lo conocí en la fiesta de cumpleaños de su majestad el rey y conocí también a su hija mayor, la señorita Liz.
Era una niña revoltosa la primera vez que la conocí, yo tenía 5 años y ella 4 años, nos vimos nuevamente el siguiente año de nuevo en el cumpleaños del rey, yo con 6 años y ella con 5 años.
Desde ese momento no dejo de atormentarme, que si puedo hacer fiestas de té con ella, que si puedo enseñarle magia, que es divertido jugarme bromas, que si puedo ser el padre y ella la madre de mi hermana, básicamente venía a mi casa 3 veces a la semana y me obligaba a ir a la suya una vez al mes.
Fue alrededor de mis 7 años que conocí a su camarilla, estaban conformados por 5 niños incluida Liz, y ellos eran: Liz Storm, hija del duque Storm, gray Borbón hijo mayor del ducado Borbón, él es un año mayor que yo, Zill Waterford hijo único del marques Waterford, él es el marques más influyente del reino, él tiene la edad de Liz, Helen Chetwynd segunda hija del marques Chetwynd, ella tiene mi misma edad y Carol Suffolk primera hija de un conde Suffolk, el conde Suffolk es el conde más rico del reino, siendo incluso más rico que los marqueses Waterford y Chetwynd, ella tiene la edad de gray.
Ellos eran la camarilla de Liz, básicamente los más poderoso del reino exceptuando a hijos del primer y segundo príncipe que tenían una diferencia de edad de 3 años conmigo así que no nos reuníamos con ellos.
Cuando Liz me presento realmente no quería relacionarme con ellos, se veía desde lejos que eran niños mimados y criados para ser y sentirse mejor que todos los demás.
Como se supone que yo tenía sangre real y del duque en mí, no me trataron mal y me integraron en su grupo, me negaba a estar con ellos siempre que podía, sobre todo desde hace un año, cuando Liz y Carol me comenzaron a tratar diferente a ellos.
No soy tan denso como creerían, sé que ellas tal vez estén sintiendo su primera atracción a alguien del genero opuesto, digo, obviamente soy más maduro que todos los niños, poseo un buen título y un futuro bastante prometedor.
Debido a que ellos recién comenzaron a aprender habilidades, la diferencia entre ellos y yo es abrumadora.
No quiero presumir pero soy bastante atractivo, tal parece que mi cuerpo está creciendo diferente a mi otra vida y ahora soy mucho más guapo de lo que era, lo suficiente como para que me consideren digno hijo de mi padre Alfred, que es todo un Adonis.
A causa de ese tratamiento por parte de las chicas intente alejarme de ese grupo, pero debido a que yo faltaba a sus reuniones ellas comenzaron a hacer sus reuniones en mi casa.
Todo eso gracias a que mi madre siempre las recibía y yo no podía negarme.
Así comenzaron a llamarnos las 6 promesas, me dio vergüenza la primera vez que lo escuche pero no podía hacer nada.