—Le robaste su lugar. ¿Crees que está bien que alguien como tú entre en nuestra vida así como así? Ciertos tipos de personas nunca deberían cruzarse en el camino del otro. Estoy segura de que Edgar no buscaba a alguien como tú, así que debiste asegurarte de cruzarte en su camino. No eres más que una sanguijuela de estatus— escupió Priscilla. Había visto a muchas mujeres como Alessandra antes.
—Nuestro encuentro fue simplemente una coincidencia, pero ahora empiezo a creer que es el destino. En lugar de juzgarme, deberías intentar conocerme— respondió Alessandra.
—¿Me estás tratando de enseñar algo ahora mismo? Si sabes lo que te conviene, deberías callarte y escuchar lo que te digo. Pasé innumerables años buscando las mejores opciones para mi hijo, pero tú tuviste el descaro de entrar en un lugar donde no pertenecías. Me duele la cabeza solo de verte a ti y esa horrible máscara— Priscilla se llevó la mano a la sien.