—¿Cómo ha sido tu experiencia aquí, aparte de recibir una bofetada? ¿Te gusta nuestra habitación? —preguntó Edgar.
—¿Realmente era necesario mencionar la bofetada? —suspiró Alessandra.
Desde el momento en que volvieron a entrar después de que todos los sirvientes la saludaran, las cosas iban bien entre Edgar y Alessandra hasta que se sentaron en la mesa del comedor y esto fue lo primero que tuvo que decir.
—No veo nada malo en mencionar la experiencia negativa que tuviste. Ya se ha solucionado y ahora quiero saber todo lo demás. ¿Dormiste cómodamente anoche o estabas pensando en mí? —preguntó Edgar.
Se sentó en un extremo de una pequeña mesa de comedor con una pierna cruzada sobre la otra y su barbilla apoyada en la palma de su mano mientras su brazo lo mantenía apoyado.