—¿Es esta la hija que tuviste con él? —William sonrió solo para burlarse de Katrina—. ¿No crees que debería recibir algo a cambio por perder a la otra con Edgar?
—No es mi hija —respondió Katrina con enojo. Kate y Alessandra eran dos personas diferentes en su vida. Como madre, nunca permitiría que Kate estuviera con un hombre como William. —Sal de mi casa antes de que te haga sacar, William.
—¿Echarme? No es así como hablas con el hombre que podría duplicar o incluso triplicar la cantidad de dinero que tienes que pagarle. Seamos civilizados y hablemos en algún lugar privado sin que todos tus sirvientes nos observen. ¡Ahora! —William elevó la voz cuando ella se negó a moverse.