"Alessandra miró por la ventana de su carruaje mientras la gran finca del duque entraba en su vista —sabía que era grande ya que había pasado por ella muchas veces, pero ahora que su carruaje se dirigía lentamente hacia las puertas, pudo ver más de lo grande que era.
El carruaje se detuvo justo afuera de las puertas cerradas y, desde donde estaba sentada, vio a un guardia salir a hablar con el cochero —después de una rápida conversación, las puertas comenzaron a abrirse y el carruaje volvió a moverse para llevarla a ver al duque.
Alessandra contempló la magnífica vista de su finca —su padre mataría por poder entrar a las puertas del duque. Todos sabían que tenías que obtener el permiso del propio Edgar para poder entrar en su recinto —si no acatabas las advertencias de los guardias en las puertas, podrías ser asesinado ya que estabas en su tierra.