Al día siguiente, Alessandra se despertó más temprano de lo normal, caminando de un lado a otro mientras intentaba pensar cómo visitaría a Edgar sin que su padre o su madrastra tuvieran que acompañarla.
Hizo lo que su padre quería anoche al hablar con cada hombre que él le presentaba. Alessandra sonrió, rió cuando debía hacerlo y guardó silencio mientras su padre hablaba con sus invitados. Él debería estar de buen humor ya que había varios hombres que solicitaban su mano.
Afirmó que era demasiado pronto para elegir y que ella debería aspirar un poco más antes de que él tomara la decisión final de con quién se casaría. Su padre seguía decidido en que podría casarla con alguien como Edgar.
Un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.