—Alessandra estaba en la cima de las escaleras, escuchando a los invitados abajo. La voz de su padre competía por ser la más fuerte mientras hablaba bien de su decoración y de ella. ¿Qué necesitaría para que dejara de exhibirla así? La necesidad de ser perfecta para complacerlo la estaba sofocando. Esta sería otra noche de sonrisas forzadas y de hacer todo lo que su padre quería.
—Es una pena que no fueras elegida para ser la próxima reina. Estás vestida como si ya lo fueras.
—Hola Kate —dijo Alessandra, mirando a su derecha a su hermana menor—. ¿Cómo estás?
—Olvidada como siempre, gracias a tener a la hermana perfecta —respondió Kate. Algo en su mente intentaba persuadirla para empujar a Alessandra por las escaleras y quitarla de en medio. Se suponía que su madre debía deshacerse de Alessandra, sin embargo ahí estaba su hermana frente a ella con la ropa más fina.
—Eso no es mi culpa—p>