—Esta noche es una gran noche. Eres consciente de eso, ¿verdad? No puedo permitir que algo salga mal esta noche después del dinero que he invertido en esta fiesta. Debes encontrar un esposo que pueda ayudar a mantener a esta familia. Así es como me reembolsarás el dinero que he gastado en ti.
—Sí padre —dijo Alessandra Barrett—, mirándose al espejo para ver a su padre pasear detrás de ella mientras la criada le peinaba el cabello. ¿Cómo podría olvidar lo importante que era esta noche cuando él se lo repetía cada hora?
A Alessandra no le gustaba cuando él se refería a esto como si ella le estuviera reembolsando. Ella nunca le pidió que gastara el dinero que gastó. Lo hizo porque quería añadir a su belleza. Tener joyas y vestidos que combinaran con sus ojos. Esas fueron sus palabras, y cada vez que ella le decía que no era necesario, él le decía que dejara de hablar. Que sería la esposa perfecta si no abriera la boca.