James miraba sin cesar el suelo de la habitación en la que él y Katrina estaban colocados. Alguien había llevado a Randall lejos, lo que parecía haber sido hace horas, y no había regresado. James no entendía por qué la corte estaba llevando a cabo sus castigos el mismo día. No le estaban dando tiempo para procesar lo que estaba por venir. Habría sido liberado por el Duque si Katrina no hubiera revelado lo que sucedió con Mario.
—Deja de mirar el suelo y sudar tanto. Me estás molestando —dijo Katrina rodando los ojos.
James se volvió hacia Katrina con tanta rapidez que parecía que podría haberse roto el cuello.
—¿Te molesta? Lo siento, no puedo evitar estar nervioso por lo que está por venir. No he tenido la oportunidad de hablar con mi madre, que depende de mí.
—Bueno, deberías haber pensado en eso cuando dormiste conmigo y hiciste todo lo que quería —respondió Katrina.
—Eso fue porque ibas a mentir sobre mí—