—Esa es la única manera en que pediré a Edgar que libere a tu madre —dijo Alessandra.
Kate abrió la boca para responder, pero las palabras no salían. Si confesaba lo que hizo, entonces estaría arruinada junto a su madre. Nunca podría regresar a este pueblo. No es que alguna vez pudiera, ya que sus padres y su difunto esposo habían destruido completamente su vida aquí. Tendría que mudarse muy lejos para que nadie la reconociera.
Kate pensó en lo que le sucedería si confesaba. Solo era una niña en aquel entonces, por lo que no podrían castigarla ahora. La corte debería tener piedad por todo lo que sufrió con Simón. Sería libre después de confesar todo.
—Ahora iré y se lo contaré a la corte. Cuando regrese, mi madre debe ser liberada —dijo Kate.