—"Desde que me desperté, has estado sonriendo. ¿Por qué estás tan feliz? ¿Qué has hecho, Edgar?"— preguntó Alessandra, sospechando del comportamiento de Edgar. Él caminaba sonriendo y riendo por algo. Lo vio ir hacia la puerta y mirar por la ventana como si estuviera esperando a alguien o algo que llegara.
Alessandra le encantaba ver a Edgar sonreír y estar feliz, pero muchas veces esta sonrisa significaba que estaba haciendo algo malo. —"Es solo un buen día"—respondió Edgar. Tocaba sus dedos sobre la mesa, queriendo que el tiempo se apresurara. Era solo cuestión de tiempo antes de que Katrina llegara aquí.
—"No creo que no haya otra razón por la que estés sonriendo hasta que te duela la mandíbula. Sea lo que sea, no quiero ser parte de ello"—dijo Alessandra temprano en la mañana. Estaba disfrutando del día pacífico y no quería que fuera perturbado.
—"Lo que me hace sonreír tiene todo que ver contigo".