—Me recuerdas a tu antigua suegra al intentar golpear a alguien. Golpea mi mejilla derecha —dijo Edgar girando la cabeza—. Mi esposa tiene que ver mi mejilla izquierda cuando dormimos y no quiero que su vista se arruine.
—Idiota —Mark sacudió la cabeza por lo que podría ser la décima vez. Katrina quería golpear a Edgar y el hombre no se inmutaba por ello.
—Katrina, no debes abofetear al Duque, especialmente cuando él no puede devolverlo. Ningún hombre o mujer se pondrá las manos encima en la corte. Aceptaré la solicitud de Kate de salir de la habitación. Quizás ha sido demasiado pronto para que cuentes lo que presenciaste mientras estabas casada con Simón. Te daré un poco más de tiempo, pero por favor intenta escribir todo lo que recuerdes y envíalo a la corte. Haré que se te permita salir esta noche como lo solicitaste —dijo Mark.