—Kate, no pareces feliz. ¿No dormiste anoche? —preguntó Simon, levantando la vista de su libro hacia Kate, que estaba sentada en una silla frente a él. Ella estaba sentada con los brazos cruzados mirando por la ventana. —Sigues sorprendiéndome con lo tranquila que eres. Casi deseo que te asustes y trates de escapar para que pueda arrastrarte de vuelta aquí. Adelante, te daré una ventaja.
Kate clavó las uñas en el brazo de la silla en la que estaba sentada. —Eso no es divertido.
—No estaba bromeando. Estoy bastante aburrido estos días. Debería llevarme a alguien de nuevo —suspiró Simon.
Kate relajó sus manos ya que estaba curiosa por algo. —¿Cómo... cómo eliges a quién llevarás a continuación? —preguntó.
—¿Interesándote en el negocio familiar, eh? Simplemente me quedo atrás y observo durante unos días. Lockwood está lleno de tantas jóvenes como tú, así que no tengo que buscar mucho. Ayuda que un buen puñado de ustedes no preste atención a su entorno —respondió Simon.