—Agradezco que me hayas acompañado, Alfred. Dudo que Edgar me hubiera dejado salir de su vista si no hubieras ofrecido viajar conmigo —dijo Alessandra.
Había pasado un día desde que vio a su madre y hermanas por última vez. Les envió una carta para reunirse de nuevo en la ciudad. Edgar estaba en contra, ya que tenía asuntos que atender en el palacio, pero Alfred se ofreció a acompañarla. Edgar vendría más tarde una vez que terminara su trabajo.
—Siento que estoy moviéndome con un ejército —dijo Alessandra, mirando a los demás que estaban apretujados en el carruaje.
Además de Alfred, Sally, Caleb, Rafael, Andre, Clyde y la nueva guardia femenina de Alessandra, Ivy, estaban presentes. Rafael montaba con Andre en la parte delantera con el cochero, mientras que todos los demás se apretujaban en un lado.