—Estás casi allí, Kate. Estoy muy orgullosa de ti —dijo Katrina mientras observaba a Kate sentada al otro lado del carruaje. Kate había obtenido una puntuación mayor que Katrina. No había nada más satisfactorio que ver a su hija teniendo una vida fácil. Era lo que Katrina había trabajado tan duro para lograr. —La casa está quedando bonita. Les daré a los dos algo de dinero para que puedan seguir cambiándola a su gusto.
—No es necesario, madre. Simon me dice que gaste lo que quiera, pero estoy siendo cuidadosa para no parecer que voy a desperdiciar su dinero en el futuro. Deberías guardar el dinero que quieres darnos —respondió Kate, apartando la mirada de la ventana hacia su madre.
Katrina sonrió mientras Kate cambiaba rápidamente. Tal vez demasiado rápido. Katrina había estado preparando a Kate para este momento durante años, pero ahora que había llegado el momento, Katrina no quería que su única hija se alejara de su lado.