—Si no fuera por Kate, me habría casado contigo. Es una lástima a dónde acabaste. Habrías sido una excelente actriz. Me veo yendo a las obras de teatro para verte, pero es mejor tenerte aquí solo para mí. Quizás te mantendré hasta que me aburras. Eres como una mascota que puedo usar para alejarme del mundo exterior. A mi madre le habrías encantado —dijo Simón, recordando su infancia.
—Siempre hablaba de querer una hija. Eres la hija perfecta para escucharla. ¿Deberíamos fingir que somos hermanos? —Simón preguntó, mirando a Bella con emoción—. Podemos hablar de lo cruel que era nuestra madre. Cómo nos castigaba si no respondíamos bien sus preguntas o si nos saltábamos un paso en nuestras clases de baile. Cómo los dos queríamos aplastarle la garganta y ver cómo la vida la abandonaba.