——Edgar, no te veas tan triste desde que estás lejos de tu esposa. ¿Por qué demonios te animo en mi cumpleaños? Tómate una copa —dijo Tobias, vertiendo más del costoso líquido que había guardado solo para esta ocasión. Había estado esperando pasar tiempo con sus amigos desde la mañana. Su cumpleaños era más una gran fiesta para la ciudad en lugar de una celebración que podía disfrutar con su familia y amigos.
—No quiero más —respondió Edgar, empujando la boca de la botella hacia arriba para que no se le pudiera dar más.
—¿Por qué eres una persona tan melancólica? ¿No puedes simplemente beber porque es mi cumpleaños? No me digas que eres como esos tontos que dejan de beber justo después de su cumpleaños —dijo Tobias, esperando que no fuera el caso.