Alessandra encontró que ir al jardín para encontrar pareja era mucha presión. Una multitud de personas encontraba entretenimiento en ver parejas comprometidas o rechazadas y dejadas solas. A medida que se acercaba al jardín, notó que era más como un laberinto y la única forma de ver lo que estaba sucediendo era si tenía un buen lugar en los balcones.
Alessandra no quería presenciar corazones rotos en una noche tan buena, pero tenía que mantenerse cerca del grupo en lugar de quedarse atrás. —Eleanor, ¿no querría tu tía que fueras al jardín para encontrar una pareja?— bromeó.
—Ella lo haría, pero ya inventé una buena excusa sobre no encontrar pareja. Me tomé la molestia de ocultar el hecho de que la invitación al baile decía que podía llevar a un invitado. Me vería obligada a ir a ese jardín en contra de mi voluntad si la dejara venir conmigo—, dijo Eleanor, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo al imaginar la tortura que tendría que soportar si su tía estuviera presente.