—Lo siento mucho que tu cena haya sido interrumpida, querida, pero estoy segura de que habría sido maravillosa. Vendré de nuevo mañana con los retratos de ti y tu madre. Debo recordar llevar un regalo para el cumpleaños de tu esposo. Espero que lo que esté sucediendo mejore —Wilma besó la mejilla de Alessandra mientras la abrazaba.
—Gracias. Lamento que no hayas podido quedarte para la cena pero te lo recompensaré mañana. ¿Tal vez puedo visitarte en su lugar? —preguntó Alessandra, saliendo del abrazo pero todavía sosteniendo la mano de Wilma.
—Sería agradable, pero parece que algo grande sucedió hoy, así que es posible que no tengas tiempo para viajar mañana. No me importa acudir a ti mañana y si todo se calma podría organizar una pequeña cena para ti y Edgar. Te encantará mi cocina. Además de mis buenos rasgos y personalidad, mi comida es cómo logré que tu abuelo se enamorara de mí —dijo Wilma con un guiño al final.