Tobias resistió la tentación de clavar la espada en su corazón para acabar con su vida, pero tal como le dijo a Edgar, necesitaban que ella estuviera viva para testificar contra Grant, aunque planeaba matar a Grant de todas formas.
—¿Planeabas llevarte mi cara junto con su mano? —preguntó Edgar, soltando a Julia para ponerse de pie. Tobias había apuntado la espada bastante cerca de su cuerpo. —Siempre supe que tenías celos de mi cara.
Tobias se rió, agradecido de que Edgar calmara su ira momentáneamente con un comentario sobre sí mismo. Así, volvieron a estar en un buen lugar. Sabía que la ira de Edgar no era para él, pero eran dos maridos muy enojados. —¿Me puedes prestar tu ejército, Edgar? Los Henson controlan la mayoría del ejército del palacio, así que...