—Es bueno verte de nuevo, Alessandra. Necesito pedirte un favor. Por favor, distráeme. Hay mucho en el palacio en mi mente, pero no quiero pensar en ello porque podría volverme loca. Por favor, ayúdame a sacar de mi mente mis problemas —solicitó Hazel, al borde de un colapso mental.
Alessandra estaba más que feliz de ayudar a Hazel a ignorar lo que la preocupaba. Podía ver en su rostro lo cansada que estaba. —Lo haré. Has llegado justo a tiempo para la cena de celebración del cumpleaños de Edgar, así que habrá algunos invitados para distraerte. Quizás te interese saber que me he vuelto a conectar con mi abuela por parte de mi madre.
—¿Reconectado? ¿No se llevaban bien en algún momento? —preguntó Hazel, ya que no conocía la historia detrás de todo esto. Sabía que Alessandra no había visto a su madre en años.