- ¡Duquesa! - llamó Sally, corriendo hacia Alessandra desde la dirección del comedor. - Venía a ver cómo estabas. Te habría ayudado a vestirte si supiera que estabas despierta. El Duque me ordenó que te vigilara.
- No necesitaba ayuda esta mañana - dijo Alessandra, ya que habría muerto de vergüenza si Sally hubiera visto las marcas que cubrían su cuerpo. Tuvo que usar un vestido para cubrir su cuello e incluso sus brazos. - ¿A qué hora regresaste?
- A la hora en que normalmente te vistes. Vine un poco más tarde con Caleb que los otros sirvientes - respondió Sally.
- Ya veo. ¿Sabes dónde está Edgar? ¿Ha salido de casa? - preguntó Alessandra, esperando que todavía estuviera cerca.
- Lo vi en el comedor la última vez que lo vi. La mesa estaba siendo cambiada. Debe haber sido divertido para los dos estar aquí solos - dijo Sally, sabiendo por qué la mesa de repente tenía que ser cambiada. Caleb no era discreto con sus pensamientos sobre por qué pensaba que tenía que ser cambiada.