James se deslizó al borde de la cama para buscar su ropa. —Baronesa—
—Ahora soy Baronesa, pero hace unos minutos olvidaste mi título y me llamaste por mi nombre. Me gusta escuchar mi nombre de tus labios, James. Cuando estamos solos, eres libre de dirigirte a mí de esa manera —dijo Katrina, rodando hacia un lado para echar un buen vistazo a su cuerpo desnudo mientras se apresuraba a vestirse.
Katrina disfrutaba de estos momentos en los que ella tenía el control. James estaba manejando su nuevo trabajo mejor de lo que ella esperaba. —Por supuesto, mi cuerpo lo haría amarme —pensó.
—No quiero que se convierta en un hábito, ya que puedo equivocarme cuando no estemos en tu dormitorio. Creo que deberías tomar un descanso de cuántas veces me pides que me una a ti en la cama. Existe la posibilidad de que te quedes embarazada... —dijo James.