—Esperaba ver cómo es la Duquesa, pero arruinaste el momento. Cuando estás cerca de mí y dices cosas estúpidas, me haces quedar mal. Creo en que los pájaros de una misma pluma vuelan juntos y no permitiré que tus payasadas se me asocien— dijo Nadine, temerosa de cómo reaccionaría su esposo si Alessandra lo mencionara ante el Duque. No creía que Alessandra tuviera la boca para defenderse.
—Te ves cansada, Penelope. Sugiero que llames al día. Señoras— dijo Nadine dirigiéndose a las otras mujeres.
—Vizcondesa— dijo Penelope incrédula de que la estuvieran excluyendo. —Hace un momento te estabas riendo de ella—
—Guarda tu lengua— dijo Nadine antes de que Penelope pudiera decir mentiras. —No me involucres en lo que te has metido.
—¿Qué? Tú fuiste la que me dijo que preguntara sobre su embarazo— dijo Penelope, recordándole a su amiga olvidadiza lo que se había dicho antes de acercarse a Alessandra. —Ya se fue. No hay necesidad de que actúes como una santa ahora. Hice lo que me pediste.