—¿Por qué estás aquí? —preguntó Edgar, no muy contento al ver a Dominic parado afuera de su puerta.
—Esa no es la forma de visitar a tu pariente Carson favorito. Vine a ver cómo está Alfredo —dijo Dominic, entrando en la casa—. Y como Tobias no está en el palacio, no quiero quedarme allí. ¡Espera, espera, espera! —repitió cuando Edgar empezó a cerrarle la puerta.
La visita de Hazel por unos días ya era suficiente para Edgar. Le gustaba Dominic, pero no lo suficiente como para convertir su casa en una posada.
—Mueve tu pie o lo perderás —dijo Edgar mientras intentaba cerrar la puerta en la cara de Dominic.
—Esto no es agradable de tu parte —dijo Dominic mientras seguía intentando entrar—. ¡Duquesa! —gritó, feliz de ver a la mujer de la hora bajando las escaleras.
—¿Por qué están peleando junto a la puerta? Edgar? —Alessandra miró a su esposo en busca de una explicación.
—Quiere quedarse aquí —respondió Edgar.