Katrina se sentó de nuevo en la mesa y se sirvió una taza de agua. No se molestó en mirar a William cuando entró para saludarlo.
—Katrina —William se dirigió a ella sin título—. Te ves encantadora. Cada vez que te veo, no puedo evitar sentir celos de que hayas sido desperdiciada en un hombre como Desmond. Espero que mi viejo amigo no esté revolcándose en su tumba por mis palabras. ¿Dónde está tu hija? ¿No está en casa o la has escondido de mí?
Katrina bebió su agua, sin preocuparse por responder lo que ya sabía.
William no se ofendió por su falta de reconocimiento. No le importaba el desprecio cuando venía de Katrina. Le gustaba lo audaz que era con él. Si tan solo fuera más única, la tomaría. Katrina era hermosa, pero había muchas mujeres como ella.