Han pasado más de dos horas desde que Alessandra desayunó y se sumergió en agua tibia para aliviar el dolor. Después de tener que convencer a Edgar tres veces de que ya no había incomodidad, él accedió a ir al palacio con ella. Edgar solo iba al palacio porque Rafael estaría allí y quería comenzar su plan para infiltrarse en la casa de William con Tobias.
—Si sientes algún dolor y quieres regresar a casa, puedes... —dijo Edgar.
—Edgar, gracias por la preocupación, pero no es necesario. Estoy sinceramente bien y no te estoy mintiendo. Si te tranquiliza, te enviaré un mensaje si necesito regresar a casa. ¿Estás contento ahora? —preguntó Alessandra.
—Apenas. Uno de nosotros tiene que preocuparse por tu bienestar. Es molesto que esta reunión tenga un momento tan inoportuno. Si no fuera por tu determinación de asistir a esta reunión, estaríamos enredados en nuestras sábanas hasta esta hora —dijo Edgar.