Alessandra tragó saliva, lamentando profundamente haber provocado a Edgar para que se vengara de ella en un momento como este. Lo observó en silencio quitarse la ropa interior, sus ojos se abrieron de par en par al ver lo que estaba destinado a entrar en ella. "¿Cómo?" Pensó una vez más. Alessandra no tenía mucha experiencia viendo a un hombre desnudo aparte de la vez que sorprendió a los sirvientes teniendo sexo en el granero, así que no sabía si todos eran así y, si lo eran, significaba que otras mujeres casadas podían manejar esto, así que ella también podría. Aun así, no respondía a cómo todo Edgar estaba destinado a entrar en ella. Seguramente se rompería.
—Edgar —llamó su nombre, atrayendo su atención de lo que estaba haciendo a ella.
—Mmm.
—¿Cómo va a entrar eso, ya sabes, dentro de mí? —preguntó inocentemente. "¿Puede siquiera-"