—Observa la casa en la que vives. La ropa que adorna tu cuerpo. Soy muy consciente de que nada de esto es barato, así que ¿por qué diablos necesitas tu herencia? —Katrina dijo entre dientes.
La herencia que le correspondía a Alessandra se suponía que había sido olvidada hace mucho tiempo. Desmond la gastó hace mucho tiempo, así que no quedaba nada para Alessandra. A menos que Katrina la sacara de su escondite secreto de dinero.
—No importa cómo sea mi vida ahora, ya que es legítimamente mía. Tanto mi padre como mi madre pusieron algo juntos para cuando llegara a la mayoría de edad. Sé que planeas darle a Kate lo que le corresponde, así que haz lo mismo conmigo. Te diré qué, seré amable y solo pediré la parte que mi madre me dejó, ya que sé que tu hogar está en crisis financiera —dijo Alessandra con una sonrisa maliciosa creciendo en sus labios.
Esta conversación le mostró más de por qué a Edgar le gustaba meterse con los demás.