Nunca hubo un momento en su vida que hiciera que Edgar quisiera estrangular a una anciana hasta ahora. Decir que estaba enojado sería quedarse corto. En menos de dos minutos, alguien intentó dañar a Alessandra en su presencia. Lo único que lo detenía de reunir a la mujer con su hijo muerto era la confianza que irradiaba Alessandra.
A Edgar le costó mucho dejar de lado su enojo y ver lo que Alessandra haría a continuación. Ella quería estar en control y él la dejaría, pero la próxima persona que intentara atacarla tendría que lidiar con él.
Alessandra tiró del bastón de las manos de Greta, haciendo que la mujer casi se cayera de la silla debido a lo fuerte que había estado agarrando el bastón. —No sé por qué, pero siento que me lo has levantado antes, pero mi memoria está desvanecida. Esto no volverá a suceder— Alessandra lanzó el bastón a un lado. —No voy a permitir que ninguno de ustedes me abuse más. Ya sea mental o físicamente. He tenido suficiente.