—Cómo han cambiado los tiempos. Lo hiciste sin que tuviera que suplicarlo —comentó Edgar mientras observaba a Alessandra besar cada uno de sus dedos en la mano con la que había golpeado a Daniel.
—Bueno, estás demasiado enojado como para ser tu yo burlón y conseguir un beso de mí. Siento como si debiéramos conseguir algo para poner en tu mano y tratar la rojez. Pensar que esta mano hizo tanto daño a la cara de Daniel. Hay muy pocas posibilidades de que ambos se reconcilien y no me importa. No me gustan él y su esposa porque parece que solo quieren conseguir la casa de tu abuela —respondió Alessandra.
Alessandra no sabía la extensión de la riqueza de Daniel, pero dado que es parte de la familia, debe ser adinerado y tener una casa ya. Si Rose quería darle la casa a su único nieto, ¿por qué preocuparse alguien más?