Edgar notó cómo su estado de ánimo había cambiado de emoción a nerviosismo, pero no comentó al respecto. Pensó en cualquier conversación seria que necesitaran tener y llegó a la conclusión de que ella quería hablar sobre el contrato o su familia. Se sentó a su derecha y esperó pacientemente a que ella tuviera el coraje de decir lo que estaba en su mente.
—Sin vuelta atrás —Alessandra tomó una respiración profunda—. Sé que no podría disfrutar el resto de este viaje tanto como debería si no saco esto de mi pecho. Recuerda que solo debes escuchar lo que tengo que decir.
—Lo sé.