—¿Están listos para hacer su pedido? —preguntó Hayden acercándose a la mesa después de haber pasado suficiente tiempo.
—Vete y vuelve en unos minutos —dijo Edgar sin apartar la mirada de Alessandra. Necesitaba su respuesta.
—Sí, señor —respondió Hayden, dándose la vuelta para volver a donde estaba antes.
—No creo que necesites mi permiso para amarme —dijo Alessandra suavemente. Todavía estaba tratando de entender por qué Edgar quería deshacerse del contrato.
—Ya sabes lo que quise decir, Alessandra. Quiero que me ames de vuelta o al menos abras tu corazón para amarme algún día si aún no has sentido algo por mí. Aunque no creo que sea posible. ¿Estás dispuesta a quitarte la máscara pronto porque sientes algo por mí y estás esperando mi reacción para saber si deberías renunciar a lo que sientes, verdad? —preguntó Edgar, dando en el clavo con sus palabras.