—¿Qué te pasa, Caleb? —preguntó Edgar al ver el estado triste en el que se encontraba Caleb. Encontró al gigante sentado solo en el bar más pequeño del comedor.
—Las mujeres, son demasiado complicadas, ¿no crees? Yo diría que no te metas en una relación, pero ya estás casado. Espero que tu esposa no sea complicada —Caleb levantó su vaso para desearle lo mejor a Edgar y bebió todo el alcohol que se había servido.
—¿Por qué estás desperdiciando mi buena bebida en un estado tan lamentable? Siento que voy a arrepentirme de preocuparme por esto, pero está bien —Edgar se sentó junto a Caleb—. Supongo que es Sally con quien tienes problemas. La misma mujer de la que afirmas no estar interesado. ¿Ha desaparecido la negación o es algo más?