—¿Por qué sonríes tanto, Sally? —preguntó Alessandra después de mirarse en el espejo y ver que Sally estaba sonriendo mientras se cepillaba el cabello. Parecía que las mejillas de Sally dolerían de lo fuerte que estaba sonriendo.—¿Te pasó algo bueno mientras no estaba?
—Todos en esta casa te escucharon a ti y al Duque solos en una habitación durante bastante tiempo. Es bueno que la habitación no pareciera dejar escapar el ruido al exterior. Les habría dado algo de qué hablar a las criadas —la sonrisa de Sally se amplió.
—¿Qué? —Alessandra no entendió ni una palabra de lo que Sally estaba diciendo.
—Piensan que estábamos teniendo sexo —dijo Edgar al salir de su armario.
Sally sintió que su corazón se hundía cuando Edgar escuchó lo que dijo. No pensó que él la escucharía desde dentro del armario.
—¡No lo estábamos haciendo! —Alessandra se volvió para enfrentar a Sally.