—¿Presenciaremos un choque de mayordomos? —pensó Caleb.
Alfred podría ser mayor, pero no era tan frágil como parecía. Fue una gran sorpresa cuando Alfred se unió al entrenamiento de los hombres una vez y pudo seguirles. Alfred podría haber estado luchando para proteger el reino en lugar de ser mayordomo durante tanto tiempo. No sería una sorpresa si Alfred tuviera una historia secreta que contar sobre haber sido un luchador.
Edgar entró a la casa con la mano derecha en el bolsillo de sus pantalones. No trajo ningún trabajo para molestarlo, así que lo único que quería hacer era tumbarse y no hacer nada. Sin embargo, a partir de los pasos que se escuchaban arriba y que sin duda pertenecían a Alessandra y Sally, predijo que lo arrastrarían a hacer todo tipo de cosas.
—Necesito una bebida —murmuró.
