—Hazel, ¿quiénes son esas mujeres jóvenes? —preguntó Alessandra mirando en dirección a tres mujeres jóvenes que estaban hablando entre ellas.
—Son brujas. Son hijas de hombres de la corte. Sus padres las trajeron aquí para intentar llamar la atención de Tobias. Como no he dado un heredero, están proponiendo que Tobias tenga una amante. Ser amante está mal visto en Lockwood, pero no aquí en el palacio. Después de todo, estarían conectadas con la corona —explicó Hazel—. ¿Quién no querría estar asociado con la corona?
—Si dices que te hace sentir incómoda, ¿dejarán de aparecer? —preguntó Alessandra.
Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Hazel. —No. A nadie le importa lo que me haga sentir cómoda cuando se trata de tener un heredero. Bueno, excepto Tobias. Ha dicho muchas veces que no tendrá una amante, pero siguen trayendo a sus hijas. Ya no me molesta. Deberías ver lo audaces que son al sonreírme en la cara mientras intentan cortejar a mi esposo.