-Deberías tener cuidado con ciertas calles de la ciudad y ponerte el abrigo cuando sientas frío. Todos subestiman cómo esta época del año hace que mucha gente se enferme. Si comienzas a sentirte enfermo, por favor regresa a casa.
-Alfred, ella no es una niña. Por mucho que me alegre que tu preocupación se haya desplazado de mí a alguien más, ella no necesita tu conferencia como si fuera a la guerra. Solo va a la ciudad a hacer compras o cualquier problema en el que pueda meterse. Deja de ser un padre autoritario —dijo Edgar.
-No me importa —respondió Alessandra, para deleite de Alfred—. Gracias por el consejo, Alfred.
-Solo estoy un poco preocupado por la Duquesa saliendo sin ti, Edgar. Sabes que mucha gente se acercará a ella e intentará hacer algo estúpido. No quiero que su día sea arruinado por otros. ¿Deberíamos aumentar sus guardias a tres? Creo que es justificado en el primer día fuera —dijo Alfred.