-Pink, que estaba caminando de un lado a otro, se detuvo para mirar detrás de ella y vio a Jeslyn corriendo hacia ella. —¡Tranquila, chica loca! —Pink la reprendió juguetonamente.
—Estoy bien —Jeslyn agitó su mano, casi sin aliento.
—¿Qué pasa?
—Necesito algo de dinero, préstame y te lo devolveré en un rato. —Jeslyn parpadeó con sus ojos de cachorro y sonrió como un conejito lindo.
Al ver esto, Pink no pudo resistirse pero aún así se hizo la difícil. —No tengo dinero para prestarte, llegaste demasiado tarde.
—¡Ah! Hermana mayor, deja de mentir! —Jeslyn hizo un puchero.
Pink no pudo evitar sonreír. La cara que Jeslyn estaba haciendo hizo que Pink estallara en un ataque de risa. —Deja de hacer esa cara. Bien, te prestaré, pero ¿cuánto?
Jeslyn sonrió, —acércate —la hizo avanzar con la mano.