Maverick levantó la cabeza del cuello de Jeslyn y examinó su rostro. Parecía tranquila mientras dormía. Parecía que no tenía problemas que la perturbaran. Sin embargo, él sabía cuánto le dolía el corazón, al igual que esa niña pequeña, Rossa, que solía contarle sobre su madre mientras lloraba, pero unos segundos después, empezaba a jugar de nuevo como si no fuera ella quien había llorado hace un rato.
—Jeslyn... ¿Cuál es tu verdadera identidad? ¿Por qué no puedo encontrar nada significativo sobre ti? ¿Quién es esa persona que bloquea mi camino cada vez que tengo una nueva pista? Tus informes médicos dicen que te faltan dos años de memoria. ¿Qué pasó en esos dos años? ¿Qué te traumatizó tanto? ¿Cómo también olvidaste tu infancia?
Mientras pensaba en todo eso, los dedos de Maverick estaban inconscientemente delineando su rostro. Jeslyn se movió, pero sus ojos seguían cerrados. Cambió la posición de su mano y la colocó en cualquier lugar.
