—Es una mujer hermosa, nacida de una familia decente, respetada y moralmente recta. ¿Qué más necesitas en una mujer? Es inteligente y, sobre todo, los dos crecieron juntos.
Brian agarró las llaves y comenzó a caminar hacia la puerta. Sin embargo, cuando llegó a la entrada, algunos hombres de negro le impidieron el paso.
—Escucha a tu madre, joven--
—¡Bang!
—¡Arghh!
Brian miró al guardia con ojos condescendientes mientras este se revolcaba en el suelo por cómo lo había arrojado brutalmente sobre su hombro hace un momento.
Dos guardias bloquearon la entrada con las manos extendidas.
—¡Maldita sea!... No quiero pelear hoy. Apártense de mi camino —Brian intentó contener su ira. Había estado luchando por su libertad desde que volvió a casa.
—¿Qué tiene de bueno esa mujer inútil... ¿cómo se llama de nuevo?... ¿Piper? ¿Solo me escucharás si la mato?
—¡Te atreves! —Brian gritó como un loco con ojos despidiendo fuego.