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Chapter 14 - Complicaciones

Después del maravilloso encuentro que Alicia y Anderson tuvieron, ambos permanecieron recostados en la cama durante largo rato. Disfrutaban del momento. Alicia mantenía apoyada su cabeza en el pecho de él mientras Anderson la rodeaba con sus brazos. Estuvieron en silencio entre caricias sutiles que de vez en cuando, causaba cosquillas a alguno de ellos. Tras varios minutos sin decir nada, comenzaron a hablar de cosas triviales como siempre lo hacían. Lo que más amaba Alicia de su relación con Anderson era la manera en que podía contarle lo que sea, desde las cosas más más tontas hasta las importantes, él siempre estaba ahí para escucharla. El teléfono de Anderson sonó y él se incorporó para contestarlo.

– De acuerdo –escuchó Alicia que su prometido decía de mala gana– Está bien. Tienes razón. Lo olvidé, pero pronto estaremos de regreso –exclamó para luego colgar la llamada y soltar un suspiro.

– ¿Lucas? –adivinó ella con una sonrisa.

– Sí, al parecer nos olvidamos de un chequeo que tenías hoy y anda molesto conmigo –Alicia se echó a reír– se toma muy enserio su trabajo.

– Y gracias a eso, yo estoy bien –replicó Alicia. Anderson asintió.

– Tienes razón ¿Por qué hoy todos tienen razón menos yo? –se quejó con fingido sufrimiento. Alicia comenzó a reír– Vamos a vestirnos, tengo que regresarte a la clínica.

Anderson la ayudó a ponerse de pie y a vestirse, pero cuando estaban a mitad del proceso, algo ocurrió. Alicia empezó a sentir que algo caía de entre sus piernas, bajó la vista para revisarse y se dio cuenta que estaba arrojando un líquido transparente, se llenó de pánico y buscó con la mirada a Anderson, él solo la observó con una sonrisa.

– Parece que ya llegó el momento –le dijo con dulzura para luego regalarle un beso en la frente–. Tranquila, yo estoy aquí contigo –aseguró tomando su mano.

Unos minutos después estaban de vuelta en la clínica. Anderson había llamado de camino a Lucas quien estaba esperándolos en la entrada. Ayudó a bajar a Alicia y en una silla de ruedas la llevaron hasta la habitación. Procedieron a hacerle distintos exámenes de rutina mientras la preparaban para el gran momento, Lucas le había dicho que aún no había dilatado lo suficiente y tomaría un par de horas más antes que todo el proceso iniciara. Alicia estaba entre feliz, nerviosa y asustada, su corazón latía acelerado, pero la compañía de Anderson la ayudaba a no perder el control de sus emociones.

– ¿Puedo hablar contigo un momento? –pidió Lucas a Anderson acercándose a ellos. Él asintió y ambos se retiraron de la habitación.

Alicia no le tomó importancia a la situación, después de todo, Anderson era el dueño de la clínica y seguramente había muchos temas relacionados a esto que debían tratar, pero cuando comenzaron a pasar los minutos y Anderson no volvía, Alicia se comenzó a preocupar. Preguntó en varias ocasiones a las enfermeras que entraban a la habitación y nadie le daba respuesta de a donde se habían ido ambos hombres. Los nervios comenzaron a aumentar aún más cuando distintos médicos y enfermeras empezaron a entrar y salir con regularidad de su habitación. Se la pasaban tomando muestras y haciendo chequeos, una y otra vez. También se dio cuenta que Lisa no estaba por ninguna parte, en todo el tiempo que llevaba ahí, ella no había regresado de donde sea que estuviese. Sintió que algo andaba mal, pero no fue hasta un tercer eco que le realizaron en donde los rostros de pánico del médico que asistía a Lucas le aseguro que su mal presentimiento era correcto.

– ¿Qué pasa? –preguntó asustada.

– Todo está bien. No te preocupes –aseguró el médico, Alicia no le creyó.

– ¿Por qué me hacen tantos exámenes? –el doctor no respondió–. Cuando llegué me dijeron que solo debía esperar a que dilatara lo suficiente, pero desde entonces me han hecho un montón de exámenes y me hacen sentir nerviosa.

– No tienes por qué estarlo. Todo saldrá bien –Alicia podía ver el pánico en los ojos de aquel médico.

– ¿Dónde está Lucas?

– Está ocupado en este momento, volverá pronto.

– ¿Y Anderson? Necesito verlo –los ojos se le volvieron vidriosos, comenzaba a sentir miedo.

– Todo está bien. Él también volverá pronto.

Antes que Alicia pudiese decir algo más, aquel médico y la enfermera que lo acompañaba, salieron apresurados de la habitación dejándola con los nervios de punta. La ansiedad y desesperación que sentía hicieron que comenzara a llorar, no sabía que estaba pasando, tenía miedo y Anderson no estaba por ninguna parte para ayudarla a calmarse como siempre lo hacía. Se encontraba llorando desconsoladamente cuando la puerta de la habitación se abrió y vio a su prometido entrar. Él corrió a su lado en cuanto notó que ella lloraba, Lucas caminó tras de él para acercarse.

– ¿Estás bien? –preguntó Anderson preocupado apenas llegó a su lado. La abrazó con fuerza y ella asintió.

– Me dejaste sola –dijo entre lágrimas.

– Lo lamento. No pensé que tendría que irme durante tanto tiempo.

– ¿Qué está pasando?

– ¿Qué quieres decir?

– Veo que médicos y enfermeras entran y salen de aquí a cada rato, me han hecho un montón de exámenes y nadie me quiere decir nada. Algo está mal ¿verdad? –miró con terror a Anderson y este no dijo nada, luego posó sus ojos en Lucas quien también permanecía callado, pero tras intercambiar una mirada con Anderson, Lucas suspiró para comenzar a hablar.

– Si está pasando algo… es algo delicado.

– ¿Qué ocurre?

– Por favor, quiero que te tranquilices, no te hace nada bien que te alteres.

– ¿Qué pasa? –dijo a punto de llorar mientras llevaba su mirada entre Lucas y Anderson en espera de una respuesta.

– Cariño, hay… una situación con Jonas –explicó Anderson tratando de no asustarla.

– ¿Qué pasó? ¿Qué tiene mi bebé? –exclamó alterada con un nudo en la garganta.

– Calma cariño.

– ¿Cómo me pides que me calme si no sé qué está pasando? Lucas, por favor dime, ¿qué tiene mi bebé? –le suplicó. Él suspiró una vez más.

– Parece que el bebé cuando se estaba acomodando para salir, se enredó con el cordón umbilical y… –Alicia abrió los ojos con miedo mientras esperaba a que Lucas terminara de hablar.

– ¿Y? ¿Qué ocurre? –preguntó temblando.

– El cordón se le enredó en el cuello, estábamos evaluando como proceder porque el bebé puede ahorcarse en el proceso.

Alicia sintió que su corazón se detenía y comenzó a llorar descontroladamente. Anderson la abrazó con fuerza mientras le aseguraba que las cosas iban a salir bien, pero ella no podía dejar de llorar, sentía tanto miedo.

– Mírame –le pidió Anderson acercando su rostro al de ella– tienes que ser fuerte, no puedes dejarte caer, no en este momento. Debes ser fuerte por Jonas –ella asintió aun con lágrimas en los ojos– Lucas te hará una cesárea de emergencia y todos los médicos, enfermeras, equipos, todo en este lugar estará listo para asegurarse que las cosas salgan bien. Te prometo que Lucas y yo haremos lo que sea para que Jonas nazca sano y salvo. Confía en nosotros, pero debes ser fuerte. Debes calmarte y dejar el miedo. Todo saldrá bien –prometió y ella lo abrazó con fuerza.

Unos minutos después, ya estaba todo listo en la sala de operaciones para ingresar a Alicia. Anderson se había cambiado con la ropa adecuada para mantenerse junto a ella durante la cesárea. Las luces brillantes del quirófano la cegaron en cuanto entró. Respiró profundo y apretó con fuerza la mano de Anderson para intentar calmarse.

– Vamos a comenzar –anunció Lucas unos minutos después. Ella suspiró una vez más pidiendo a Dios que su bebé naciera bien. Los próximos minutos serían los más largos y aterradores de su vida.

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